Sordera y pérdida de la audición

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Se dice que alguien sufre pérdida de la audición (hipoacusia) cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB. La hipoacusia puede ser leve, moderada, grave o profunda, y puede afectar a uno o ambos oídos. Las principales causas de este trastorno pueden ser congénitas o adquiridas en la primera infancia; infecciones crónicas del oído medio; hipoacusia inducida por el ruido, relacionada con la edad, o debida a fármacos ototóxicos que dañan el oído interno.

Las consecuencias de la hipoacusia son amplias y pueden ser profundas. Incluyen la pérdida de la capacidad para comunicarse con otros; el desarrollo tardío del lenguaje en los niños, lo que puede dar lugar a aislamiento social; la sensación de soledad y frustración, particularmente en las personas mayores. En muchas áreas, la falta de infraestructura afecta el desempeño académico de las personas hipoacúsicas y sus opciones de empleo. En los países en desarrollo, los niños con hipoacusia o sordera suelen no estar escolarizados. La OMS estima que la hipoacusia no tratada supone un costo económico mundial de unos US$ 750 000 millones cada año, debido a gastos del sector sanitario (excluidos los costos de audífonos), gastos de apoyo educativo, pérdida de productividad y costos sociales.

La sordera y la hipoacusia están generalizadas en todas las regiones y países del mundo. Se estima que unos 466 millones de personas de todo el mundo (5% de la población) sufren hipoacusia discapacitante, y se prevé que ese número aumentará a 900 millones para 2050.

En la actualidad, 34 millones de niños padecen sordera o hipoacusia debida, en el 60% de los casos, a causas prevenibles. En el otro extremo de la vida, aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 se ven afectadas por hipoacusia discapacitante, la mayoría de ellas en las regiones de Asia meridional, Asia-Pacífico y África subsahariana.

Muchas de las consecuencias de la hipoacusia se pueden mitigar mediante la detección e intervención tempranas. Esto incluye programas especiales de educación y enseñanza en lenguaje de señas para los niños pequeños y sus familias. Las tecnologías de apoyo, por ejemplo, audífonos, implantes cocleares, subtítulos y otros recursos pueden servir de ayuda a las personas hipoacúsicas de cualquier edad. Asimismo, las personas pueden recibir apoyo mediante logoterapia, rehabilitación auditiva y otros servicios conexos.

Los países de ingresos bajos y medianos soportan una desproporcionada carga de morbilidad por hipoacusia. La OMS estima que la producción mundial de audífonos satisface apenas el 3% de la demanda en esos países.

Según la OMS, el 50% de los casos de hipoacusia se pueden prevenir mediante medidas de salud pública. Algunas estrategias de prevención se centran en determinadas elecciones personales de modos de vida, entre ellas la exposición a sonidos y música a gran volumen, o el uso de equipo de protección, por ejemplo, tapones para los oídos. Esto se podría reforzar con la adopción de normas relativas a los sistemas y dispositivos personales de audio.

También se podría reducir la incidencia de la hipoacusia a través del cribado y las intervenciones tempranas en la infancia, en particular el uso de tecnologías de asistencia u opciones quirúrgicas. Por otra parte, el cribado puede ayudar a prevenir el uso de fármacos nocivos en casos de alto riesgo.

La hipoacusia y la sordera también se pueden producir por complicaciones de otras enfermedades, por ejemplo,  sarampión, meningitis, rubéola y parotiditis. Las actividades orientadas a prevenir esas enfermedades mediante vacuna y programas de higiene pueden tener efectos beneficiosos en las tasas de hipoacusia y sordera. La inmunización de mujeres y muchachas adolescentes en edad fecunda contra la rubéola, antes del embarazo, así como la prevención de infecciones citomegalovíricas en embarazadas, pueden reducir el riesgo de que los niños nazcan con hipoacusia o sordera congénitas.

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