La singularidad de nuestros oídos es un recordatorio de la belleza de la diversidad humana. Cada uno de nosotros experimenta el mundo de manera única a través de nuestra percepción auditiva, influenciada por la forma particular de nuestros oídos. Esta diversidad no solo es fascinante, sino que también nos enriquece como seres humanos al ofrecernos perspectivas únicas del mundo que nos rodea.