Los problemas de audición han convivido con la especie humana desde su origen y, por tanto, desde tiempos remotos ésta se ha hecho con diferentes artilugios para tratar de paliar este problema. Hasta llegar a los actuales audífonos, son muchos los elementos que han hecho las veces de amplificadores o repercutidores del sonido con la intención de mejorar la comunicación.
Época preromana
Existen antecedentes que sitúan en la época preromana el precursor de los actuales audífonos. Se trataba de cuernos de animales vacíos que hacían las veces de emisor del sonido pero también de receptores. Incluso hay constancia de que ciertos pueblos utilizaban hojas de plantas tropicales para canalizar mejor el sonido hacia la cavidad auditiva.
Según un estudio,su origen data del 79 d.C. Se trata de objetos de bronce con forma de embudo y una terminación estrecha para introducir en la oreja.
S.VIII
Con todo, no es hasta el S.XVIII donde se encuentra una sobrada muestra de aparatos para mejor la audición, como las trompetillas. Podían ser de algún material preciado o de madera, caparazón de caracol o cuernos de animales, que en casos llevaban incrustaciones ornamentales con el fin de disimular su utilización.
El teléfono, la llave
Alexander Graham Bell, más conocido por la invención del teléfono, también contribuyó a la configuración de los actuales audífonos. Tremendamente preocupado por mejorar la calidad de vida de su propia esposa que padecía pérdida de audición, sus estudios en este campo en paralelo al desarrollo del teléfono hicieron posible proyectar la voz con volumen para cubrir cierta distancia a través de transistores.
El 1º audífono
En 1989 aparecen los primeros audífonos modernos. Según hear.it, estos al principio, eran tan pesados que era imposible llevarlos encima y su batería apenas tenía dos horas de autonomía.
El primer audífono de la historia fue el Acousticon presentado en Nueva York en 1901 por Miller Reese Hutchinson que lo desarrolló en el año 1895 y representó una revolución para la época. Se trataba del primer audífono eléctrico que contaba con un micrófono de carbón y un auricular similares a los de los primeros teléfonos
Pocos años más tarde, sale al mercado un modelo portátil mucho más ligero. Su diseño era de menor tamaño y tanto el amplificador como la batería podía llevarse sujeto al cuello sin la necesidad de estar en un espacio fijo.
No fue hasta la década de los 50 cuando el transistor hizo posible que la amplificación del sonido fuese mayor sin necesidad de un elemento externo y pesado para tal fin. Además al ser utilizados por pilar la vida de la batería dejaba de ser un problema.
La digitalización
Una década más tarde surgen los audífonos que se sitúan en el interior del canal auditivo, aunque todavía con muchas deficiencias respecto de los externos.
Hasta los años 80 no aparecieron los primeros audífonos digitales que poco a poco se fueron sofisticando y capacitando para poder amplificar el sonido hasta tal punto que personas con un porcentaje casi total de sordera son capaces de escuchar y comunicarse con facilidad.